La naturaleza de Corea brota del Gi, energía capaz de convertir una pequeña semilla en un árbol robusto y grande. Las cuatro estaciones claramente diferenciadas, las montañas que cubren el 70% del país y el mar que rodea casi toda la península son manantiales energéticos que han convertido a Corea en un tesoro oculto para la ecología, con patrimonios naturales reconocidos por la UNESCO.